Artículo de Risto Mejides contra el Cáncer
"Has decidido que te la llevas."
“Has decidido que te la llevas. La noticia ha caído como un mazazo
sobre la familia. Un mazazo de los que te rompe por dentro pero te une
por fuera. Un mazazo que aplasta cada año más de 200.000 familias sólo
en España. Otra familia que se ve obligada a recordar que sólo se tiene a
sí misma cuando alguien se viene o se va.
Has decidido que te
la llevas. No has sido ni para decirlo a la cara. Nos lo has hecho saber
desde tu escondite, la putrefacta caverna microscópica en la que llevas
meses atrincherado, agazapado detrás de un asterisco que venía en un
sobre muy parecido al de las facturas, como si alguien te hubiera pedido
la cuenta, el qué se debe, l’addition.
Cobarde, que eres un
cobarde. Mal rayo te parta. Ni un mísero aviso. Ni una oportunidad. Te
presentas como se presentan los delincuentes y los indeseables, por
sorpresa, sin avisar, cuando ya todo es tarde, cuando ya sólo queda
alevosía y nocturnidad. Como si te hubiéramos hecho algo. Como si
alguien en este mundo mereciese algo así.
Porque has decidido
que te la llevas. Vale, muy bien y ahora qué. Nos das la noticia, nos
marcas un plazo, nos amputas cualquier esperanza y aún tendremos que
darte las gracias por dejarnos algo de tiempo para despedirnos de ella.
Nos dejas el tiempo justo para embalsamar tantos recuerdos que no
sabemos ni por dónde empezar. El tiempo justo para no poder ni llorar.
Que sepas que no vas a llevártela tan fácilmente. Que sepas que ella
piensa plantarte cara hasta el final. Aunque sea lo último que haga.
Piensa aferrarse a lo que le queda de sí. Y piensa apurar toda
estadística por ínfima que sea, como se apura el último sorbo en pleno
desierto, como se estiran esos últimos minutos antes de que vuelva a
sonar el despertador.
Pero sobre todo, que sepas que no está
sola. Ni ahora ni nunca. Ni antes ni después. Su dolor es el nuestro. Su
lucha no se libra sólo en su organismo, sino en el ánimo de todos y
cada uno de los que la queremos, la querremos y la quisimos alguna vez.
Porque en eso consiste querer de verdad, sufrir lo que se ama y amar lo
que se sufre, se esté en el cuerpo de quien se esté. Pero qué hago
contándote esto, tú qué vas a saber, si eso tú no lo podrás sentir
jamás.
Tú has decidido que te la llevas, y punto. Y eso sí,
ahora nos ofreces todo tipo de paliativos. Siniestra palabra.
Eufemismos, tecnicismos inútiles para disfrazar el dolor que menos
duela. Pero duele igual.
Tratamiento, otra palabra que siempre
nos será extraña. Porque esconde lo mismo que esconde cualquier peluca.
Un esfuerzo titánico, cotidiano, íntimo y personal por aparentar
normalidad bajo circunstancias absolutamente extraordinarias.
Por eso, has decidido que te la llevas y puede que al final hasta te la
acabes llevando. Puede que ganes, pero jamás vas a triunfar. Porque hay
cosas que nunca podrás llevarte.
No te llevarás su risa. Porque
su risa puede contigo. Aunque al final te la lleves a ella, su risa se
quedará. Tampoco puedes con su cariño. El que recibe y el que nos ha
dado. Cuanto más se apaga ella, más se ilumina el hueco que deja a su
alrededor. Y por supuesto, no podrás con su recuerdo. Es demasiado
grande para ti. Y para cien más como tú.
Cuídate mucho, porque
esto no ha hecho más que empezar. Detrás de tus malditas 6 letras hay
mucha más gente que sigue luchando todos los días, desde dentro y desde
fuera de la enfermedad. Disfruta aún que puedes. Destruye a discreción
mientras te dure.
Nosotros tardaremos más o menos, nos
dejaremos más o menos por el camino, pero tarde o temprano, tú caerás.
Como cayeron tantas otras antes que tú. Porque vamos a por ti. Y si algo
bueno tiene el ser humano, de las pocas cosas buenas quizás, es que
cuando queremos destruir algo, cuando de verdad nos lo proponemos, es
sólo cuestión de tiempo que lo consigamos. Mira si somos buenos, que a
veces hasta lo hacemos sin querer.
Has decidido que te la llevas.
Ahora mírame fijamente.
Porque a mí, miedo, no me das.”
RISTO MEJIDES
Pero con ella no pudiste, Te quiero Mamá- Jésica
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