Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre
blanco y los puntos sobre las íes a un remolino de emociones, justamente
las que rescatan el brillo de tus ojos,
las que convierten un bostezo
en una sonrisa,
las que hacen latir el corazón ante las equivocaciones y
los sentimientos.
Los que mueren de verdad son los que no viven.
Los que se reprimen
porque les asusta el qué dirán.
Los que hacen descuentos a la felicidad.
Los que se comportan siempre de la misma forma pensando que no se puede
hacer nada diferente,
los que piensan que amar es como una jaula,
los
que nunca cometen pequeñas locuras para reírse de sí mismos o de los
demás.
Mueren los que no saben ni pedir ni ofrecer ayuda ni perdonar...
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