Y me pregunto que falló, que hice mal, o que no hice.
No hablarte para no molestarte, ¿tal vez?
Intentar que escoger caminos separados no cambiaría nada...
Cuántos consejos y cuántos abrazos había detrás de nuestra amistad,
cuántos años atrás había deseado tener una amiga así.
Cuánto te gustaba molestarme dándome besos inesperados o abrazos.
Que incrédula yo de pensar que durarían para siempre, que
los podría tener cada vez que quiese.
Es verdad esa frase de nada es para siempre, aunque yo siempre la he aplicado al ámbito del amor y no de la amistad...
Cómo me gustaría poder tener de nuevo esa oportunidad, de contarte mis sueños cada mañana, paso por paso, mis inquietudes, mis miedos y mis alegrías.
Cuántas cosas de tu vida me he perdido, por no querer molestar. Por pensar que alejada estaría mejor.
"Al lugar donde has sido feliz, no pretendas volver".
Pero, ¿con la persona?
Un tiempo de dos años que casi ha sido congelado, y una relación fria disfrazada de calor. Solo disfrazada, con palabras distantes intentando parecer cercanas. O, que sé yo, si no fueron palabras cercanas intentando parecer distantes.
El caso es que, he vivido tantas cosas y momentos contigo, que es imposibles borrarlos de mi mente y corazón. Y por muy lejos que estemos, te sigo considerando una persona importante en mi vida. Como todas ellas, que a pesar de las circunstancias estemos alejadas, son importantes para mí. Importantes porque han compartido junto amí todos los años de mi vida, desde la Escuela hasta la Universidad.
Después de la Universidad, es cuando se conservan los verdaderos amigos. Y, ¿sabes que? Me gustaría ser una verdadera amiga tuya. De esas que conoces desde no sabes ya ni cuando, pero que puedes contar con ella para siempre.
Solo queda disculparme, por haberme aislado estos dos últimos años en mi mundo.
Tu amiga, que te echa de menos.
Jésica
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