martes, 9 de julio de 2013
Si el mundo se acabará mañana, hoy mismo plantaría un árbol
En la época en la que estábamos más juntos... En la que más te echare de menos... Es muy duro saber que no te voy a escuchar más, no voy a oír esos sabios consejos sobre el trabajo en el extranjero, sobre los idiomas, sobre la empresa... Aquellos caramelos, que siempre eran mis favoritos y los que mejor sabían. Nuestro secreto. Contenta de haber saciado tus antojos, los que podía. De contarte toda mi semana en Cádiz. Escuchar tus bromas, que no eran bien recibidas por todos. Llamar a tus nietos a cambio de un chicle, recibir besos y verte sonreír tanto como ellos al recibir su recompensa. La satisfacción de juntar toda la familia, de estar unidos, comer juntos en el pinar, o celebrar el día de reyes. La familia, nuestra familia, tu familia, en la que plantaste tu los pilares, tus niñas... Tu nieta más mayor, la que más te ha podido disfrutar, viendo el chavo del 8, esa serie que sólo se veía en tu televisión, a la que pudiste regalar su primer teléfono móvil cambiando el tuyo por uno más antiguo a cambio de verme feliz. Entregarme cada pastel de cumpleaños. Animarme en todos mis propósitos de futuro. Dejas aquí a un chiquitín, esperando su jaula para su pajarito, un chiquitín que es la alegría de la familia en estos momentos tan tristes, el que llegaba a tu casa loco por chuches, y aunque sea tan pequeño estoy segurísima que te recordara siempre. Abuela, tan vacía y tan sola, se que no te gustaría verla así. Ya no tiene a nadie con quien pasear por el camino para ver a sus hijas, y a sus nietos. Se ve tan solita...
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